2º CENTENARIO DE LA MUERTE DE
MECHAIN EN CASTELLÓN.
LA AVENTURA DE LA CIENCIA.
Pierre-François André Méchain nació en Laon, cerca
de Reims, el 16 de Agosto de 1744 en el seno de una familia modesta, cuyo padre
era estucador. Fue educado en los jesuitas. De joven quiso ser arquitecto pero
su afición era la Astronomía. Por su habilidad en las matemáticas
inició estudios en la Ecole Nationale des Ponts et Caussées (escuela
nacional de ingeniería). Era una escuela muy prestigiosa pero muy cara,
que su padre no podía pagar. Méchain interrumpió sus estudios
y trabajó como tutor de dos chicos de una familia noble de París.
Con sus ahorros pudo comprar material astronómico y seguir con su afición.
Cuenta la leyenda que los instrumentos fueron vendidos a Lalande, principal
astrónomo de Francia de la época y peculiar personaje, para pagar
una deuda de su padre. Lo cierto es que Lalande conoció al joven Méchain,
y apreciando sus cualidades para la Astronomía, hizo que empezara a
trabajar en el departamento de Cartografía del Depósito de la
Marina en Versalles en 1772. Su mentor le confía la corrección
de su tratado de Astronomía.
Los diversos altibajos de la política hicieron
que perdiera su trabajo en dos ocasiones, y lo volvió a
recuperar gracias a su competencia. En 1774 inició sus
trabajos como calculista en la misma oficina. Durante esta época
conoció a Charles Messier y comenzó sus observaciones
desde el Hotel Cluny. Poco después se casó y
tuvo tres hijos.
En los años siguientes, hasta 1790, trabajó en la producción
de mapas, obteniendo junto con Cassini y Legendre la diferencia de longitud
entre Paris y Greenwich, donde conoció a Herschel; mientras se dedicaba
también a la Astronomía, contribuyendo con el descubrimiento
de 12 cometas, codescubridor del cometa Encke, el cálculo de la órbita
de otros cometas, como los de 1532 y 1661, demostrando que eran distintos astros,
lo que le valió el ingreso en la Academia; descubrió así mismo
29 nebulosas, todas ellas se añadieron más tarde
al catálogo Messier, como M63, M74, M97 hasta M109..., confirmó el
carácter planetario del objeto descubierto por Herschel en 1781, Urano
y en 1788 le fue confiado la dirección de la Connaissance des Temps.
Destacan también sus trabajos matemáticos.
En 1792, la Comisión de Pesos y Medidas formada
por Lavoisier, Laplace, Condorcet y Legendre, le confía
la misión geodésica que tiene por objeto
conseguir el patrón de longitud, el metro definido
como la 10 millonésima parte del meridiano desde
el Polo Norte al Ecuador. Para ello debe medir, junto con
Delambre, el meridiano que va desde Dunkerque hasta Barcelona.
Esta sería su misión más importante
y definitiva, destinada a darle gloria. Se encarga de la
parte que va desde Rodez en el sur de Francia, junto con
Tranchot y Esteveny pasando a España por los Pirineos
hasta Barcelona. Todavía estaba en Francia cuando
comienzan las dificultades, un comité revolucionario
local considera que los instrumentos son armas de los monárquicos,
debemos tener en cuenta las fechas en las que estamos,
Francia está convulsa por el conflicto civil causado
por el ocaso del Antiguo Régimen.
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A pesar de las dificultades inicia sus trabajos en el
norte de Catalunya, pero por aquellos días Francia
y España entran en guerra. En Barcelona obtiene
diversas medidas desde el interior de la ciudad y desde
Montjuic, que después se demostrarán discrepantes
como luego veremos. Durante su estancia en la ciudad condal
sufre un incidente al mostrar a un amigo una máquina
hidráulica, durante el cual estuvo a punto de ser
asesinado, salvándolo su amigo después de
sufrir diversas fracturas. Tardó dos meses en recobrarse,
tiempo durante el cual descubrió su 7º cometa.
Una vez recuperado es hecho prisionero, estábamos
en guerra con los franceses, pero posteriormente se le
autoriza a pasar a Génova, Italia. Una vez allí retrasa
su vuelta a Francia pues comprueba horrorizado que hay
un error de 3 entre las posiciones de latitud obtenidas
en Barcelona por medios geodésicos y por medios
astronómicos. Él utilizaba el método
de los círculos repetitivos de Borda mientras en
Inglaterra se había utilizado el teodolito de Ramsden.
Esto hace que se afecte su carácter, obsesionado
por encontrar la fuente del error; preso de ansiedad intenta
rehacer sus cálculos inútilmente. Después
se comprobó que Méchain no había cometido
ningún error propio, simplemente se habían
acumulado diversas imprecisiones instrumentales y de refracción
de estrellas bajas, y otras conocidas hoy en día
como desviación relativa de la vertical.
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De vuelta a Francia, sus mediciones se unen a las de Delambre,
tras 7 años de trabajos y miles de medidas, y se
define el metro como unidad de longitud. Es nombrado director
del Observatorio de París, sucediendo a Lalande,
pero él insiste en formar otra expedición
para repetir las medidas, y tras muchos esfuerzos consigue
que Napoleón autorice la nueva misión, partiendo
para España en Abril de 1803. Llega de nuevo a Barcelona
pero no obtiene permiso en esa ciudad para realizar sus
mediciones ni para embarcarse a las islas Baleares, pretende
prolongar el meridiano hasta Ibiza. Intenta la observación
desde el Montsiá, en la desembocadura del Ebro,
pero tampoco lo consigue, no llega a ver las costas de
Ibiza. Posteriormente se embarca hacia esta isla, desde
donde pretende observar el Montsiá, en contra de
los consejos de sus amigos españoles. Fracasa de
nuevo en conseguir realizar la medición. Desesperado,
escribe a su amigo Delambre donde se queja amargamente
de las dificultades El infierno y todas las plagas
de la Tierra, tormentas, guerras, pestes y oscuras intrigas,
se alzan contra mí. De vuelta a la península
lo intenta desde el sur de Valencia, teóricamente
es posible, pero aquellos días la mala visibilidad
le impide culminar su trabajo. Durante ese tiempo llega
a observar el eclipse del 17 de Agosto de 1803, visible
como parcial desde España.
Finalmente, nuestro héroe se aproxima al desenlace,
llega a Castellón de la Plana y en esta ciudad conoce
a Fausto Vallés, Barón de la Pobla con quien
entabla amistad. Este personaje, representante de la nobleza
ilustrada de la época en nuestra provincia, había
nacido en Castellón en 1762. Es un amante de las
ciencias en general y en particular de la Astronomía,
por lo que se establece una fructífera relación
entre ambos, llegando a estar alojado en las mansiones
que poseía el Barón. Reunió una importante
biblioteca y una gran colección de minerales. Escribió Curso
y efemérides del nuevo planeta descubierto Sicilia
(en 1802, describiendo a Ceres) y Observaciones de los
eclipses ocurridos en este año (1804). Falleció en
Valencia en 1827.
Méchain realiza diversos trabajos en la Sierra de
Espadán y durante el verano de 1804, mientras recorría
las marismas o marjales, entonces muy abundantes en las
costas del Golfo de Valencia, se siente repentinamente enfermo,
debilitado y con accesos de fiebre, probablemente la malaria,
aunque otros autores consideran se trataba de la fiebre
amarilla. Se retira a la mansión que poseía
Fausto Vallés en Castellón donde evoluciona
rápidamente, en 10 días, su enfermedad, entra
en coma y fallece el 20 de Septiembre de 1804. Hoy podemos
contemplar todavía este edificio en la Plaza Cardona
Vives de nuestra ciudad, donde una placa nos recuerda el
final de este aventurero de la ciencia.
Delambre escribe tiempo después una elegía:
Nunca consideró estas observaciones, las más
ciertas y precisas tomadas, nunca las consideró suficientemente
perfectas Fue adornado por el cuidado que puso
en sus observaciones y cálculos. La comunidad
astronómica lo honró poniendo su nombre a
un asteroide, el 1999 SS2. Por estas fechas conmemoramos
el doscientos aniversario de su fallecimiento en Castellón.
Con fecha posterior a la redacción de este artículo,
17-2-2009, ha aparecido publicado en la prensa local la
noticia de que Pierre Méchain estaba enterrado en
el cementerio del Calvario en Castellón de la Plana,
parece ser que su cuerpo no fué trasladado al cementerio
de San José. Recientemente se ha levantado un monolito
en el parque Ribalta de la ciudad, que nos recuerda el lugar
donde parece ser que fue enterrado.
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